Siempre me hace recordar que tuve
que ser más fuerte, que tuve que echarle más valor, pero ya no hay vuelta
atrás, ahora solo hay tiempo para aprender de los errores. Las tardes sin luz
entristecen las almas, ningún pájaro en los árboles, ni una brizna de luz que
ilumine las caras entristecidas de la multitud bajo sus paraguas. Ni una chispa
de felicidad que nos cale hasta los huesos, en vez de la humedad de nuestras
propias lágrimas.
¡¡Para!!
Por favor,
para este dolor que rasga hasta el último aliento de mi vida. Ya no me quedan
casi fuerzas para un último grito pidiendo ayuda. Cada vez la luz se me escapa más y más y me es imposible volver por el camino de
vuelta. El rastro de dolor se fue difuminando, ya no se puede distinguir entre
tanta pena dentro de mí.
Por
favor, termina con esto, dame la fuerza suficiente para acabar ya de una vez
con tanta agonía. Todos sabíamos que esto iba a llegar algún día, pero lo que
no esperábamos es que fuera tan pronto, tan repentino. Así lo he elegido.
Triste, fugaz, a solas, como toda mi vida. A si es como elijo morir, pero…
¡ Hoy no!
Seguiré luchando un
día más.
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